Una mañana como siempre antes de irme al trabajo, saque a Muro, llevaba una bolsa que quería dejar en el coche.
Tan solo fue un instante abrir el coche, en ese momento Muro estaba en la acera para hacer un pipí y unos segundos después ya no le vi. Le llame por si había girado la esquina de la finca, pero nada fui corriendo a buscarle, por las calles colindantes a mi vivienda y tampoco. Mi angustia iba en aumento, ya que al ser algo mayor estaba algo sordo y pensé que quizás alguien lo había visto con su correa y buscaría a su dueño. Transcurrieron 20 ó 30 minutos, hasta que opte por coger el coche y buscarle de esta manera.
Fui a un barrio cercano a mi casa que no tiene muy buena reputación, ya que que organizan peleas de gallos y también de perros utilizando perros pequeños como carnaza, me estaba volviendo loca por momentos, con un nudo en la garganta a punto de llorar.
Pasadas dos horas, tome la decisión de ir a casa y dar parte a la policía, cuando estaba subiendo las escaleras me encontré a mi perro que bajaba quizás al no encontrarme en mi vivienda iría subiendo pisos, no sé que fue antes la alegría de verle ó romper a llorar.
Anécdotas que pasan y nos hacen ver como pasa el tiempo, mi pobre perro ya no vive, pero siempre le recuerdo con mucho amor.